4 Agosto. Marrakech – Essaouira – Agadir

Tras una noche increiblemente calurosa, nos ponemos en marcha. Al salir a la calle, nos encontramos con el equipo Sunrise y su ambulancia verdiblanca, que habian llegado de madrugada a Marrakech despues de todo el dia conduciendo desde Tanger. Tras hablar con ellos, besos y abrazos, decidimos viajar en caravana, rumbo a la ciudad costera de Essaouira.

La ruta, un tanto pesada, ya que esta en plena construccion una moderna autopista, y durante todo el camino alternamos entre asfalto mediocre, desvios temporales y pistas de tierra.

Al llegar a Essaouira, aparcamos en una zona habilitada cerca del puerto. Alli nos encontramos con un grupo de españoles que pararon a saludarnos, pues nos habian visto un par de dias antes en Cuatro. Ya era la segunda o tercera vez que nos pasaba, aunque no tan lejos de casa, lo que nos hacia sentirnos un poco como unos Beatles, pero de segunda division.

Esta es una pequeña ciudad amable para el turista, agradable de perderse en sus callejuelas, visitando las tiendecillas de todo tipo de cosas, desde souvenires hasta mangueras -por ejemplo-. Tras un paseo con los Sunrise y nuestro inseparable Jacques, parada para reponer fuerzas en el restaurante ¨Ali Baba¨. Regentado por un señor con bigote y gafitas, como con cara de chiste, y sin ningun tipo de prisa, tardamos mas de dos horas en comer. Couscous, pastilla de pollo, pita... selección de especialidades del pais, y mucho, mucho agua.

De vuelta al coche, rodeo para visitar la zona portuaria, donde los grandes pesqueros de madera son reparados a golpe de serrucho, y los niños se zambullen desde los pantalanes. Un pequeño mercadillo de pescado se extiende a lo largo de la calle del puerto, y aunque el genero tiene buena pinta, el olor a pescado pasado que inunda la zona no invita a invertir algunos dirhams.

Continuamos ruta hacia Agadir, donde el objetivo es dormir en un camping a unos 20km de la ciudad, en un pequeño pueblecito. Llegamos de noche y con los Sunrise con problemas en su ambulancia, y es que la sed en Africa no solo se apodera de las personas sino tambien de las maquinas, y su montura consumia cantidades ingentes de anticongelante. Aun asi, llegamos sanos y enteros al camping.

Tienda montada, camping gas extendido y latas abiertas, una cena a base de pasta con tomate nos reconforta a todos. Pequeña visita a ¡la sala de Internet! del camping para dar señales de vida y ver como van las cosas por España, y al saco.

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